digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.
Aqui estan las pobres palabras de uno de los tantos seres del ciberspacio, que sabe que las palabras son solo sustitutos deficientes del pensamiento.
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